Desde el arranque de la temporada, Juan Ignacio Anfuso apostó a ponerle la trompa aguja a su auto. Y al principio, las cosas no le salieron como él esperaba. Sin embargo, siguió trabajando día a día junto a su padre en el taller que ambos atienden en San Isidro y fueron ajustando detalles. Claro que todavía no era suficiente: la supremacía de los trompa redonda no le permitía obtener una seguidilla de buenos resultados. Pero todo cambió a partir de la sexta fecha, donde se implementó el cambio en todos los equipos. Ahí, Nacho consiguió un merecido tercer lugar. Y en la última jornada, en el autódromo de Buenos Aires, logró ubicarse en el segundo puesto para, de esa manera, trepar aún más en la tabla.
sábado, 8 de septiembre de 2007
Anfuso, un ejemplo de constancia
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Prensa
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14:52